Los jóvenes y señoritas demostraron dominio en los productos que ofrecían y no dejaban escapar a ningún cliente sin que este comprara o al menos conociera los servicios que estaban ofreciendo.
En relación a la venta fue muy exitosa y cada comprador tenía que pasar a un kiosco donde tenía que adquirir una tarjeta de crédito y así poder comprar todo lo que las empresas ofrecían.
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